Blogia
tor-jensen-muller

la vivienda 3 era parte

la vivienda 3 era parte El espectacular crecimiento del mercado hipotecario en España puede haber tocado techo. A finales de Junio un periódico de tirada nacional informaba tímidamente que la vivienda había comenzado a bajar de precio en algunas capitales de provincia en la primera mitad del año. El Banco de España lleva tiempo recomendando a las entidades financieras que reduzcan la concesión de créditos hipotecarios. El Euribor sube y sube como la espuma y el Banco Central Europeo a su vez sube los tipos de interés. Cada vez aparecen más noticias de este estilo que hacen que se le atragante el café al hipotecado medio.
El espectacular crecimiento del mercado hipotecario en España puede haber tocado techo. A finales de Junio un periódico de tirada nacional informaba tímidamente que la vivienda había comenzado a bajar de precio en algunas capitales de provincia en la primera mitad del año. El Banco de España lleva tiempo recomendando a las entidades financieras que reduzcan la concesión de créditos hipotecarios. El Euribor sube y sube como la espuma y el Banco Central Europeo a su vez sube los tipos de interés. Cada vez aparecen más noticias de este estilo que hacen que se le atragante el café al hipotecado medio.

También en la calle hemos venido siendo testigos de otros pequeños pero significativos cambios en el panorama inmobiliario español. Cada vez vemos más carteles de "Se Vende", amarillentos, feos y desgastados por el sol. Hace meses que las inmobiliarias estan vacías de gente y llenas de carteles, tachan los precios colocando el precio de antes y después. Los vendedores no se comen un rosco y después de 6 o 7 meses con el cartelito puesto se desesperan. Los especuladores hace tiempo que se olían el percal y han desaparecido de escena. Bloques de pisos que acaban de levantarse y están plagados de carteles, cuando antes se vendían como rosquillas incluso antes de empezar a construir.

Al final, parece que las universales leyes de la economía realmente sí se aplican al mercado inmobiliario español.

Por otro lado tenemos la situación actual de la economía española. Tipos de interés (Euribor) al alza, incremento excesivo del precio del petróleo, déficit de la balanza comercial, productividad cada vez más baja, inflación alta, temporalidad laboral, excesiva dependencia de la construcción y el consumo... Hacen que esta bomba de relojería nos pueda estallar en las manos. ¿Podremos mantener nuestros trabajos y hacer frente a las deudas con el banco?

Parece que la probabilidad de ver una caída significativa del precio de la vivienda está próxima a cero. Los expertos no se atreven a aventurar si definitivamente ha llegado ese punto de inflexión tan esperado. El mercado inmobiliario es muy opaco y las informaciones fiables sobre su evolución llegan con mucho retraso. Ningún analista, economista ni político se atreverá nunca a pronosticar un crack inmobiliario ni publicarlo, pero si la mayoría dicen que esto se acaba..... tonto el último. Nos enteraremos del pinchazo después de que haya ocurrido. Y el último en comprar lo pagará caro.




Y mientras por un lado aumentan los cartelitos y la oferta de viviendas, por el otro continúa el imparable proceso de edificación y urbanización en España. La poderosa maquinaria constructora la tenemos perfectamente engrasada y con el pedal bien a fondo. Seguimos construyendo al brutal y frenético ritmo de 800.000 viviendas anuales, más que Alemania, Francia y Reino Unido juntos y casi la mitad de lo que construye Estados Unidos (1,9 millones de viviendas, para sus cincuenta estados y trescientos millones de habitantes).

¿Se trata de un modelo sostenible? pues parece que no, pero aún continúan algunos intentando reducir metros cuadrados, alargar los plazos y alguna medida más del estilo -un mero y simple parche- para "facilitarnos" la condena de la hipoteca, mientras otras personas se tiran de los pelos pensando ¿pero no se dan cuenta que esta situación nos hace realmente más pobres…?

Oscuros nubarrones se ciernen sobre la economía española y el día que este tinglado reviente, los que tengan deudas lo van a pasar de jodido para arriba. Y al final la gente se dará cuenta que habrá perdido la mayor parte de su vida por cuatro paredes que no valen nada de eso.

Porque con los tipos de interés y el petróleo subiendo, los salarios que ya no dan más de si y los plazos que ya no se pueden alargar más, las vacas flacas y el fantasma de la crisis pueden aparecer en cualquier momento. Los primeros que sufrirán son los hipotecados con más riesgo: aquellos que compraron en los ultimos cuatro años, los que tienen los créditos más recientes, aquellos que han firmado a más de 30 años y a quienes su hipoteca les cubre más allá del 80% del valor de la casa.

La crisis se llevará el consumo y nos traerá paro. Habrá gente que no podrá pagar sus hijoputecas y es ahí donde empezarán los impagos. Hay mucha mucha gente cuyo unico plan B es "ya me ayudaran". Cuentan con sus parientes que tendrán que prestarles pasta, en muchos casos a fondo perdido.

Llegará el momento en que la gente tendrá que vender por necesidad, para sacarse el muerto de encima. Y pedirán millonadas, pero se encontrarán con un mercado saturado, con muchos otros en su misma situación desesperados por vender. Se encontrará con que su vivienda ya no vale lo que le habían dicho que valía, que las ofertas que reciben ni siquiera igualan lo que pagaron en su día y mucha gente se las verá y se las deseará, y maldecirá al gobierno de turno, sin darse cuenta que esta situación la ha provocado precisamente toda la clase media por lanzarse a comprar en bloque.




Al final las leyes del mercado van a mostrarle la dura realidad a más de uno, sobre todo a aquellos que se creían la máxima de que "la vivienda nunca baja", del "hay que meterse como sea", y del "compra ahora, que mañana va a estar más caro".

Sin embargo, a todas aquellas personas que se rieron de los que no se subieron al carro, aquellas personas que no hicieron ni un maldito número antes de gastarse 30 millones que no tenían, aquellos que ni siquiera buscaron en un diccionario 'IPC', 'inflación', 'interés variable' o 'interés fijo', a los especuladores y a todos aquellos que intentaron ganar dinero usando un bien social, a todos ellos, les deseo la ruina económica y que carguen con un lastre hasta los 60 años (hipotecas de 30 años), hasta las puertas de la jubilación. Eso si, les deseo salud para poder pagar sus deudas.


También en la calle hemos venido siendo testigos de otros pequeños pero significativos cambios en el panorama inmobiliario español. Cada vez vemos más carteles de "Se Vende", amarillentos, feos y desgastados por el sol. Hace meses que las inmobiliarias estan vacías de gente y llenas de carteles, tachan los precios colocando el precio de antes y después. Los vendedores no se comen un rosco y después de 6 o 7 meses con el cartelito puesto se desesperan. Los especuladores hace tiempo que se olían el percal y han desaparecido de escena. Bloques de pisos que acaban de levantarse y están plagados de carteles, cuando antes se vendían como rosquillas incluso antes de empezar a construir.

Al final, parece que las universales leyes de la economía realmente sí se aplican al mercado inmobiliario español.
El espectacular crecimiento del mercado hipotecario en España puede haber tocado techo. A finales de Junio un periódico de tirada nacional informaba tímidamente que la vivienda había comenzado a bajar de precio en algunas capitales de provincia en la primera mitad del año. El Banco de España lleva tiempo recomendando a las entidades financieras que reduzcan la concesión de créditos hipotecarios. El Euribor sube y sube como la espuma y el Banco Central Europeo a su vez sube los tipos de interés. Cada vez aparecen más noticias de este estilo que hacen que se le atragante el café al hipotecado medio.

También en la calle hemos venido siendo testigos de otros pequeños pero significativos cambios en el panorama inmobiliario español. Cada vez vemos más carteles de "Se Vende", amarillentos, feos y desgastados por el sol. Hace meses que las inmobiliarias estan vacías de gente y llenas de carteles, tachan los precios colocando el precio de antes y después. Los vendedores no se comen un rosco y después de 6 o 7 meses con el cartelito puesto se desesperan. Los especuladores hace tiempo que se olían el percal y han desaparecido de escena. Bloques de pisos que acaban de levantarse y están plagados de carteles, cuando antes se vendían como rosquillas incluso antes de empezar a construir.

Al final, parece que las universales leyes de la economía realmente sí se aplican al mercado inmobiliario español.

Por otro lado tenemos la situación actual de la economía española. Tipos de interés (Euribor) al alza, incremento excesivo del precio del petróleo, déficit de la balanza comercial, productividad cada vez más baja, inflación alta, temporalidad laboral, excesiva dependencia de la construcción y el consumo... Hacen que esta bomba de relojería nos pueda estallar en las manos. ¿Podremos mantener nuestros trabajos y hacer frente a las deudas con el banco?

Parece que la probabilidad de ver una caída significativa del precio de la vivienda está próxima a cero. Los expertos no se atreven a aventurar si definitivamente ha llegado ese punto de inflexión tan esperado. El mercado inmobiliario es muy opaco y las informaciones fiables sobre su evolución llegan con mucho retraso. Ningún analista, economista ni político se atreverá nunca a pronosticar un crack inmobiliario ni publicarlo, pero si la mayoría dicen que esto se acaba..... tonto el último. Nos enteraremos del pinchazo después de que haya ocurrido. Y el último en comprar lo pagará caro.




Y mientras por un lado aumentan los cartelitos y la oferta de viviendas, por el otro continúa el imparable proceso de edificación y urbanización en España. La poderosa maquinaria constructora la tenemos perfectamente engrasada y con el pedal bien a fondo. Seguimos construyendo al brutal y frenético ritmo de 800.000 viviendas anuales, más que Alemania, Francia y Reino Unido juntos y casi la mitad de lo que construye Estados Unidos (1,9 millones de viviendas, para sus cincuenta estados y trescientos millones de habitantes).

¿Se trata de un modelo sostenible? pues parece que no, pero aún continúan algunos intentando reducir metros cuadrados, alargar los plazos y alguna medida más del estilo -un mero y simple parche- para "facilitarnos" la condena de la hipoteca, mientras otras personas se tiran de los pelos pensando ¿pero no se dan cuenta que esta situación nos hace realmente más pobres…?

Oscuros nubarrones se ciernen sobre la economía española y el día que este tinglado reviente, los que tengan deudas lo van a pasar de jodido para arriba. Y al final la gente se dará cuenta que habrá perdido la mayor parte de su vida por cuatro paredes que no valen nada de eso.

Porque con los tipos de interés y el petróleo subiendo, los salarios que ya no dan más de si y los plazos que ya no se pueden alargar más, las vacas flacas y el fantasma de la crisis pueden aparecer en cualquier momento. Los primeros que sufrirán son los hipotecados con más riesgo: aquellos que compraron en los ultimos cuatro años, los que tienen los créditos más recientes, aquellos que han firmado a más de 30 años y a quienes su hipoteca les cubre más allá del 80% del valor de la casa.

La crisis se llevará el consumo y nos traerá paro. Habrá gente que no podrá pagar sus hijoputecas y es ahí donde empezarán los impagos. Hay mucha mucha gente cuyo unico plan B es "ya me ayudaran". Cuentan con sus parientes que tendrán que prestarles pasta, en muchos casos a fondo perdido.

Llegará el momento en que la gente tendrá que vender por necesidad, para sacarse el muerto de encima. Y pedirán millonadas, pero se encontrarán con un mercado saturado, con muchos otros en su misma situación desesperados por vender. Se encontrará con que su vivienda ya no vale lo que le habían dicho que valía, que las ofertas que reciben ni siquiera igualan lo que pagaron en su día y mucha gente se las verá y se las deseará, y maldecirá al gobierno de turno, sin darse cuenta que esta situación la ha provocado precisamente toda la clase media por lanzarse a comprar en bloque.




Al final las leyes del mercado van a mostrarle la dura realidad a más de uno, sobre todo a aquellos que se creían la máxima de que "la vivienda nunca baja", del "hay que meterse como sea", y del "compra ahora, que mañana va a estar más caro".

Sin embargo, a todas aquellas personas que se rieron de los que no se subieron al carro, aquellas personas que no hicieron ni un maldito número antes de gastarse 30 millones que no tenían, aquellos que ni siquiera buscaron en un diccionario 'IPC', 'inflación', 'interés variable' o 'interés fijo', a los especuladores y a todos aquellos que intentaron ganar dinero usando un bien social, a todos ellos, les deseo la ruina económica y que carguen con un lastre hasta los 60 años (hipotecas de 30 años), hasta las puertas de la jubilación. Eso si, les deseo salud para poder pagar sus deudas.


Por otro lado tenemos la situación actual de la economía española. Tipos de interés (Euribor) al alza, incremento excesivo del precio del petróleo, déficit de la balanza comercial, productividad cada vez más baja, inflación alta, temporalidad laboral, excesiva dependencia de la construcción y el consumo... Hacen que esta bomba de relojería nos pueda estallar en las manos. ¿Podremos mantener nuestros trabajos y hacer frente a las deudas con el banco?

Parece que la probabilidad de ver una caída significativa del precio de la vivienda está próxima a cero. Los expertos no se atreven a aventurar si definitivamente ha llegado ese punto de inflexión tan esperado. El mercado inmobiliario es muy opaco y las informaciones fiables sobre su evolución llegan con mucho retraso. Ningún analista, economista ni político se atreverá nunca a pronosticar un crack inmobiliario ni publicarlo, pero si la mayoría dicen que esto se acaba..... tonto el último. Nos enteraremos del pinchazo después de que haya ocurrido. Y el último en comprar lo pagará caro.




Y mientras por un lado aumentan los cartelitos y la oferta de viviendas, por el otro continúa el imparable proceso de edificación y urbanización en España. La poderosa maquinaria constructora la tenemos perfectamente engrasada y con el pedal bien a fondo. Seguimos construyendo al brutal y frenético ritmo de 800.000 viviendas anuales, más que Alemania, Francia y Reino Unido juntos y casi la mitad de lo que construye Estados Unidos (1,9 millones de viviendas, para sus cincuenta estados y trescientos millones de habitantes).

¿Se trata de un modelo sostenible? pues parece que no, pero aún continúan algunos intentando reducir metros cuadrados, alargar los plazos y alguna medida más del estilo -un mero y simple parche- para "facilitarnos" la condena de la hipoteca, mientras otras personas se tiran de los pelos pensando ¿pero no se dan cuenta que esta situación nos hace realmente más pobres…?

Oscuros nubarrones se ciernen sobre la economía española y el día que este tinglado reviente, los que tengan deudas lo van a pasar de jodido para arriba. Y al final la gente se dará cuenta que habrá perdido la mayor parte de su vida por cuatro paredes que no valen nada de eso.

Porque con los tipos de interés y el petróleo subiendo, los salarios que ya no dan más de si y los plazos que ya no se pueden alargar más, las vacas flacas y el fantasma de la crisis pueden aparecer en cualquier momento. Los primeros que sufrirán son los hipotecados con más riesgo: aquellos que compraron en los ultimos cuatro años, los que tienen los créditos más recientes, aquellos que han firmado a más de 30 años y a quienes su hipoteca les cubre más allá del 80% del valor de la casa.

La crisis se llevará el consumo y nos traerá paro. Habrá gente que no podrá pagar sus hijoputecas y es ahí donde empezarán los impagos. Hay mucha mucha gente cuyo unico plan B es "ya me ayudaran". Cuentan con sus parientes que tendrán que prestarles pasta, en muchos casos a fondo perdido.

Llegará el momento en que la gente tendrá que vender por necesidad, para sacarse el muerto de encima. Y pedirán millonadas, pero se encontrarán con un mercado saturado, con muchos otros en su misma situación desesperados por vender. Se encontrará con que su vivienda ya no vale lo que le habían dicho que valía, que las ofertas que reciben ni siquiera igualan lo que pagaron en su día y mucha gente se las verá y se las deseará, y maldecirá al gobierno de turno, sin darse cuenta que esta situación la ha provocado precisamente toda la clase media por lanzarse a comprar en bloque.




Al final las leyes del mercado van a mostrarle la dura realidad a más de uno, sobre todo a aquellos que se creían la máxima de que "la vivienda nunca baja", del "hay que meterse como sea", y del "compra ahora, que mañana va a estar más caro".

Sin embargo, a todas aquellas personas que se rieron de los que no se subieron al carro, aquellas personas que no hicieron ni un maldito número antes de gastarse 30 millones que no tenían, aquellos que ni siquiera buscaron en un diccionario 'IPC', 'inflación', 'interés variable' o 'interés fijo', a los especuladores y a todos aquellos que intentaron ganar dinero usando un bien social, a todos ellos, les deseo la ruina económica y que carguen con un lastre hasta los 60 años (hipotecas de 30 años), hasta las puertas de la jubilación. Eso si, les deseo salud para poder pagar sus deudas.

0 comentarios